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Integración de la medicina convencional y la kinesiología en la terapia del trauma psicológico.

Actualizado: 18 nov

Recientemente tuve la oportunidad de participar en una formación sobre el tema trauma, un tema que me interesa de sobremanera. Lamentablemente, este forma parte de la vida de muchas personas. A veces nos afecta directamente, otras veces afecta a personas cercanas a nosotros. Para mí es de suma importancia ofrecer a quienes acuden a mi consulta, un acompañamiento empático y al mismo tiempo claro — con presencia, respeto y confianza en su propio proceso.

 

Trauma

Los traumas psicológicos surgen como resultado de situaciones de estrés extremo en las que los mecanismos naturales de enfrentamiento de la persona se ven sobrepasados. Pueden originarse a partir de acontecimientos únicos y puntuales (por ejemplo, un accidente, experiencias de violencia) o de cargas prolongadas en el tiempo (como negligencia emocional, acoso o estrés crónico). Los traumas actúan en varios niveles del organismo — neurológico, psicológico y físico — y pueden manifestarse con una amplia variedad de síntomas, como trastornos de ansiedad, disociación, molestias somáticas o dificultades en la regulación emocional, entre otros.

 

Perspectiva de la medicina convencional

La medicina convencional aborda el tratamiento del trauma mediante enfoques basados en la evidencia, fundamentados en criterios de diagnóstico y guías terapéuticas. Entre ellos se incluyen los procedimientos psicoterapéuticos o en algunos casos, el apoyo psicofarmacológico.

 

La kinesiología como enfoque complementario

La kinesiología es un método de orientación holística que explora la relación entre las reacciones musculares, las emociones y los procesos neuronales. A través del llamado test muscular se hacen visibles reacciones de estrés inconscientes vinculadas a determinados recuerdos o patrones emocionales. El objetivo es reducir el estrés, activar los mecanismos de autorregulación del cuerpo y restablecer el equilibrio entre cuerpo, mente y emoción.


Las intervenciones kinesiológicas suelen percibirse como liberadoras, relajantes y clarificadoras — especialmente en casos de molestias psicosomáticas, sobrecarga por estrés o inestabilidad emocional. Desde un punto de vista neurobiológico, es plausible que los elementos basados en la atención plena y el trabajo corporal de la kinesiología contribuyan a activar procesos parasimpáticos, los cuales favorecen la calma y una mejor regulación emocional.

 

Sinergia interdisciplinaria

La combinación entre medicina convencional y kinesiología puede ofrecer un valor añadido significativo dentro de un marco interdisciplinario. Mientras que la medicina convencional resulta indispensable para el diagnóstico, la validación científica y el tratamiento de las secuelas traumáticas complejas o graves, la kinesiología puede contribuir de forma complementaria a fortalecer la percepción corporal y la autorregulación. Especialmente en las fases iniciales del trabajo con trauma, puede servir como una vía de acceso más suave para desarrollar confianza, conciencia corporal y estabilidad emocional.


En casos leves o moderados, la kinesiología puede ser útil como método independiente — por ejemplo, para la reducción del estrés, el fomento del equilibrio emocional o con fines preventivos. En casos más severos, sin embargo, debería integrarse siempre en un enfoque global acompañado por profesionales de la medicina o la psicoterapia.

 
 
 

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